La acción cambia hasta el Slava Petrovich con ojos de cervatilla mientras pasea tranquilamente. Pero de repente, un trío de macizos ladrones agarran su mochila y se desvanecen en el laberinto de puertas a ningún lugar. Rápidamente, revisan la mochila para buscar dinero, y después es descartada, pero pronto la recupera de nuevo Max Veneziano, que descubre dentro un pasaporte y una revista de desnudos – con Petrovich en la portada y en un desplegable interior. Las fotos le hacen vibrar y pronto está fantaseando con un encuentro con el alto y fibrado ruso. Su fantasía se desarrolla en la terraza de una mansión elegante donde estos dos semi-dioses no pierden el tiempo para derretirse en besos apasionados. En segundos Veneziano abre la cremallera de Petrovich, y la dura polla que se esconde ahí brinca afuera. Entonces se reclina hacia detrás para permitir que su propia cremallera sea abierta, y su impresionante erección se lanza al aire. Veneziano le da a Petrovich una desgarrante mamada. Petrovich entonces toma su turno para chupar. Con el entusiasmo de un perrito devoto, no hace tanto el darle una mamada a la siempre lista erección de Veneziano como hacerle el amor. Y después la fantasía lleva al grande y macho Veneziano, despatarrado en la mesa, con las piernas al aire, ofreciendo su culito de cereza a Petrovich. Al ritmo de la pesada respiración, el gigante empalado gime y gruñe de placer, pajeándose a la vez, y se corre mientras está siendo follado. Petrovich también derrama un torrente de lefa. La fantasía de Veneziano ha cambiado ahora a una habitación como de castillo donde ambas estrellas continúan disfrutando besándose, frotándose, haciéndose mamadas, jugando con el prepucio y haciendo rimming antes que Veneziano finalmente invade el culo de granito de Petrovich, a medias sobre una enorme cama de cuatro postes. Su follada turbulenta, el punto álgido de todo el film, lleva a Petrovich a su mayor corrida hasta el momento, y le sigue la explosión de Veneziano sin manos sobre esos perfectos glúteos rusos.
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